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Adictos al plástico


Hola, soy Natacha y soy adicta al plástico. ¿Y tú?

¿Cuánto plástico hay en tu baño? ¿Cuánto plástico hay en tu cocina? ¿Cuánto plástico hay en tus compras en el mercado? ¿Cuántos envases de plástico desechas por semana? Si haces la cuenta, el resultado te revelará que sufres de adicción al plástico. Pero no te preocupes, ¡hay una solución! Reducir nuestro consumo de plástico requiere un tratamiento similar al de un adicto de cocaína o alcohol: primero hay que reconocer que tienes un problema, y luego viene todo un proceso nada grato de evitar su consumo. Somos adictos al plástico, pensamos que no hay forma de vivir sin él, pero sí se puede.

Pudiéramos escribir mil páginas sobre cómo el plástico no sólo está afectando al ambiente, sino el peligro que ya significa para la salud humana. Eliminarlo completamente de nuestras sociedades no va a ser tarea fácil, pero podemos ajustar algunas rutinas personales que tendrán gran impacto en la cantidad de desechos que generamos. Así como cualquier otra adicción, al principio pensaremos que no es posible, que no existen alternativas al plástico y algunos caerán en la tentación. Pero sí se puede, y aunque hay mil maneras de combatir nuestra plastic addiction, los tips a continuación son un buen comienzo:

1.- Dile NO a las bolsas plásticas: las maravillosas bolsas de tela son más resistentes, nos ayudan a transportar mejor lo que compramos y son más fáciles de organizar que estar doblando bolsas plásticas. Todo esto nos beneficia a nosotros, no les quiero decir lo que le beneficia al planeta. No necesitamos una bolsa plástica pequeña para la caja de medicinas que compramos en la farmacia, ni otra para el par de frutas que compramos en la verdulería, ni una bolsa de papel en la tienda de ropa por una prenda si pudiéramos usar la bolsa de tela que ya tenemos. Es una de las acciones que más requiere de nuestra valentía, ya que casi siempre pasa que debemos aclarar “sin bolsa, por favor” y quien nos atiende nos mirará extraño.

2. Intenta no comprar envases plásticos: no basta con reutilizar los que hemos comprado, como la botella de agua. Ya hay estudios que demuestran que estos recipientes plásticos que reutilizamos pueden estar perjudicando nuestra salud porque desprenden sustancias tóxicas con el uso. En lo posible, compremos y reutilicemos envases de vidrio (no de cristal, porque tiene mayor cantidad de plomo). Ideas: el envase de vidrio de las mermeladas es perfecto para ser utilizado luego como vaso.

3. Deja la pereza y toma los líquidos como gente grande: el objeto de los mil nombres en Latinoamérica es, si nos ponemos a analizar, uno de los más innecesarios para beber si usted no es un bebé y no es una persona con discapacidad. Pitillo, pajilla, sorbete, popote y pare de contar, es realmente para perezosos y perezosas. Si quiere evitar caries cepíllese los dientes, no se excuse con que por usar sorbete sus dientes y encías estarán más sanas por “no tener contacto con las bebidas” (no me imagino cómo hará para comer). Si cree que el vaso o la lata tienen gérmenes, pues límpielo un poco, aunque si de verdad está tan contaminado el envase no hay sorbete que lo salve de esas bacterias.

4. Deje la pereza de nuevo y no compres frutas/verduras sin su cáscara: se está poniendo de moda ver en los supermercados bandejas plásticas con mandarinas sin cáscara y en trozos, por ejemplo. ¿De verdad es necesario? Es un minuto como mucho lo que se puede demorar alguien en retirar la cáscara de la mandarina. Hemos evolucionado por miles de años para tener mayor destreza con las manos. Rinda homenaje a nuestra especie, por lo menos pele una mandarina.

5. No tire los envases en cualquier lugar (aplica para plástico y cualquier otro material): la playa, el parque, los ríos, las alcantarillas, no están así de sucios por arte de magia. No, somos nosotros quienes arrojamos los desperdicios a la calle, al césped, a la vegetación, a las fuentes de agua. No culpe al Gobierno, es una responsabilidad de cada ciudadano y ciudadana en cualquier lugar del mundo. Si participa en eventos públicos, hágase responsable de sus desperdicios. Si vamos exigir derechos comencemos por cumplir nuestros deberes, y debemos cuidar activamente el medio ambiente.

Por el momento, no se han creado grupos de apoyo para los adictos y adictas al plástico, así que nos corresponde a cada uno de nosotros mantenernos fuertes a nuestra decisión, investigar sobre alternativas y reducir al máximo nuestro consumo de este material. Anímese a salir del vicio, siéntase orgulloso de terminar la relación tóxica más perjudicial de los últimos tiempos: la adicción al plástico.



Por @NatachaAramayo
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