Hay ciudades que inspiran. Medellín encabeza mi lista, seguida de Kyoto. La segunda ciudad más poblada de Colombia te recibe con un cálido abrazo de sus habitantes, los populares paisas. Tras años de violencia, Medellín encontró su cauce y se encamina hacia la innovación y el desarrollo.
Basta con recorrer sus limpias calles y hablar con sus habitantes. Ellos reconocen que antes salir después de las 6:00 pm era un peligro y recuerdan la dura época de Pablo Escobar. Ahora hablan de su ciudad con cariño y te invitan a recorrerla.
Medellín es un valle. Al bajar desde el aeropuerto de Río Negro encuentras un mirador que permite apreciar el contraste de la ciudad. Las zonas favorecidas y las más vulnerables se vislumbran en un lugar, que por momentos te recuerda a Caracas.
Bastaron dos décadas para que Medellín redujera sus altas tasas de criminalidad. La educación parece ser el lema que prevalece en sus paredes: “Antioquia la más educada”. En lo alto de uno de los barrios de la ciudad existe una gran Biblioteca, denominada España. Es impresionante que una gran estructura educativa se mantenga en lo alto de la comuna.
Al subir en el metrocable encuentras mensajes inspiradores en las estrechas calles de las comunas. “Esperanza”, “Confianza”, son algunas de las palabras que decoran las zonas menos favorecidas de la ciudad. Si revisas las estadísticas, la inversión en educación ha reducido las cifras de pobreza y la innovación parece ser el lema para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
El metro cable de Medellin se construyó en 1995 y es el único lugar con sistema de Metro en Colombia. El segundo metro cable sube hasta el parque Arví, ubicado en medio de la selva colombiana. Inclusión y esparcimiento te sorprenden al andar.
Medellín ganó el título como la ciudad más innovadora del mundo. En el concurso, la capital antioqueña le ganó a lugares como Tel Aviv y Nueva York.
En Medellín los motorizados tienen prohibido circular con un parrillero hombre. Si vives en Caracas, tropezar con la ciudad de la innovación parece ser un grito de esperanza e inspiración. Las ciudades pueden pasar de ser sitios hostiles para convertirse en lugares muy amigables.
La inversión en cultura y educación son claves para recuperar los espacios que se pierden en los mares de la violencia. Mientras Medellín da lecciones, Caracas pide cariño de sus habitantes.
Por @JemLuza
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