“Hay muchos barrios con niñas que se sienten fuera de lugar y luchan por su autenticidad”
La jevita que no encajaba de Becky Plaza es un libro sobre el duelo, las drogas, los asesinatos, la paternidad irresponsable, el abuso de poder, la violencia estatal, la delincuencia, el amor, el desamor, la desigualdad y los sueños más girlies de una adolescente.

Desde niña a corregía la ortografía de las cartas familiares y clasificaba los juguetes según su función en las salas de juego de su escuela. Se rumora que su primer dibujo fue un organigrama estructural del funcionamiento del preescolar.
Años más tarde, como era de esperarse, eligió la archivología como forma de vida. Es especialista en Gestión Documental de lunes a viernes de 9:00 am a 6:00 pm, escritora de las memorias caóticas de su ciudad en las noches, fotógrafa aficionada los fines de semana y poeta de mala muerte cuando se toma dos copas de vino.
El título es contundente: hay una declaración de identidad desde el vamos. ¿Quién es esa jevita que no encaja?
Es una chamita que creció en el sistema social que es una barriada popular caraqueña, con sus reglas, su lenguaje, su economía y sus dinámicas, pero que siempre se sintió ajena a ellas. En parte porque mis hermanos y mi mama tenían muy claro que no querían que repitiera los errores que ellos cometieron, y se esforzaron mucho por mantenernos lejos de todo lo que podían; y, por otra parte, porque me cuestionaba desde muy pequen a si esa vida era todo lo que había para mí.
El nombre lo elegimos porque tengo la certeza de que no soy un caso aislado. Hay muchos barrios con niñas que se sienten fuera de lugar y que luchan por mantener su autenticidad. Mi deseo es que ellas sepan que no están solas y que, cuando no podemos cambiar nuestras realidades, lo único que podemos hacer es cambiarnos a nosotras mismas.
Este libro mezcla feminismo, crítica social y mucha honestidad. ¿Cómo encontraste el tono para contar estas historias?
Fue surgiendo de forma natural como parte de un ejercicio psicológico. Desde muy pequeña he tendido a esconderme por miedo a ser herida, malinterpretada o juzgada duramente, así que mi psicóloga me sugiere constantemente escribir con las emociones a flor de piel, sin disimularlas ni suavizarlas, aunque eso implique exponerme.
Empece a escribir con sus consejos en mente sobre las cosas que mis amigas, e incluso mis hermanas, siempre quisieron saber y que nunca les conte abiertamente. Es un relato que puede sentirse crudo, poco edulcorado y hasta un poco distante del optimismo exagerado que suele caracterizarme, pero quería crear un relato honesto, emocional y humano, desde la perspectiva de una mujer que ha ido perdiendo el miedo a hablar alto. Es una carta para ellas. Un cuento echado en una mesa, con café de por medio.
La jevita que no encajaba de Becky Plaza está disponible en Argentina, Uruguay, Venezuela y Amazon a través de Círculo Amarillo.
Fotografía Ana Marian