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Una calma en la voz que todos necesitamos


“Creo que cuando el pensamiento ve su límite aparece una apertura hacia lo indecible”.



El poeta Rafael Cadenas recibió este 24 de abril el Premio Cervantes. Fiel a su línea de pensamiento, así como a su poética sosegada y con una amplitud profunda, durante su discurso abordó los temas por los cuales se convitió, desde hace ya muchos años, en un escritor capaz de captar esencias complejas y hacerlas intelegibles desde la sencillez. Un poeta al cual volvemos permanentemente para resignificar los temas que más nos tocan. 



Algunos de los puntos más importantes en su discurso son citados a continuación:

“Entre los [españoles] que vinieron había muchos profesores que se incorporaron a nuestra educación. Casi al llegar dieron clases en liceos y universidades del país, enriqueciendo así nuestra cultura.

»En suma, esa fue la mejor época de nuestra educación. En cuanto a la Universidad Central de Venezuela, UCV, también fue su período de mayor esplendor. Afortunadamente, pese a no estar bien desde hace años, sigue siendo plural. Una que sea para adoctrinamiento deja de ser universidad”.

“Karl Jaspers[…] afirma que no existe ninguna concepción del mundo valedera, lo cual nos deja a la intemperie, pero a la vez nos fuerza a indagar. Él tenía dos temores: uno al totalitarismo, y otro a la bomba. En este tiempo aquél avanza, y ésta ha crecido. Resulta paradójico, por cierto, el que las naciones más civilizadas se encuentren entre las principales fabricantes de armas. Se trata de una industria muy próspera”.

“La de don Quijote puede verse como un proceso de la normalidad a la locura, y de esta otra vez a una especie de mansa normalidad. Esto después de pasar por pruebas que al cabo lo sanarían.

»Con respecto a su escudero, que a mi ver ha sido subestimado por los quijotistas, representa lo real; probablemente nuestro tiempo lo realce, ya que asistimos a una revaloración de la vida corriente, y es que también en ella está el misterio. La realidad es más extraña que la ficción, decía Walt Whitman.

»La impronta del Quijote estuvo en los creyentes de la utopía que arreglaría todo y terminó en un desengaño. Es sabido que nacionalismos, ideologías y credos dividen a los seres humanos. Pero en este tiempo el mundo, gracias al desarrollo de la comunicación, debería ser cosmopolita”.

“Ahora me referiré a nuestra lengua, que anda muy maltrecha, por lo que hemos de cuidarla como amadores suyos, pero no puedo señalar sus fallas en esta ocasión, porque son demasiadas, algunas procedentes de traducciones del inglés en la televisión y otros medios. Antes, a comienzos del siglo XX, los académicos se enfadaban con los galicismos; los que se deslizan hoy en nuestro vivir son los anglicismos.

»Soy muy amigo de las citas porque refuerzan cuanto pienso, y casi siempre vienen de alguien con autoridad. A propósito de lo dicho, usaré una de George Orwell. Dice él: «El actual caos político guarda relación con la decadencia del lenguaje, y podríamos conseguir alguna mejora si empezáramos por lo verbal».”

“Ahora también debo señalar la limitación de la palabra. Ella no es el objeto que designa: decimos fuego sin quemarnos. Tampoco va al paso de la realidad. Ésta cambia constantemente, pero no la palabra”.

“Creo que puede haber llegado el momento de revisar las bases de toda la cultura… Todo debería examinarse, verse, trocar la ilusión por lo real. La faena más ardua que se le puede plantear al ser humano”.

»Teresa, la santa, que no se consideraba como tal, antes bien hablaba sobre ella sin piedad, en sus libros nos dejó dicho que hemos de tomar alegremente lo sabroso como lo amargo, palabras que firmaría cualquier maestro zen, vedantista o taoísta”.

“También resulta útil distinguir entre pertenecer a una religión y religiosidad. Hay una anécdota en tal sentido: alguien le preguntó a Schiller, el gran poeta alemán, por qué no era de ninguna iglesia, y éste contestó: por religión. Es decir, por religiosidad. Creo que cuando el pensamiento ve su límite aparece una apertura hacia lo indecible”.

“Yendo hacia la idea de revisión, pienso que ésta debe aplicarse a la democracia. Es urgente defenderla de todo lo que la acecha, y para ello se requiere recrearla”.

“Cervantes fue un gran defensor de la libertad. Recordaré sus palabras muy conocidas, aunque deberían difundirse más. Colocarlas, por ejemplo, en los escudos de los países. Dice don Quijote: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a un hombre».”


El Premio Cervantes se otorga a autores que con su obra han contribuido a enriquecer de forma notable el patrimonio literario en lengua española. Entre los galardonados, conviven algunos de los escritores con las obras más consistentes, entre ellos: Jorge Guillén, Jorge Luis Borges, Alejo Carpetier, Juan Carlos Onetti, Octavio Paz, Augusto Roa Bastos, Álvaro Mutis, entre muchos otros.  

Su obra, justamente valorada como notable patrimonio de este idioma, encuentra un lugar privilegiado en la historia de nuestra literatura occidental.


Imágenes cortesía de TVE/TV USAL

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