El Teatro Teresa Carreño reestrenó con éxito Coppélia
El espectáculo de ballet se convirtió este año en la primera producción completa que bailó la recién estructurada compañía de Ballet Teresa Carreño, junto con integrantes del Ballet Juvenil Teresa Carreño del núcleo Chacao. Se presentó durante dos fines de semana en la Sala Ríos Reyna, en el mismo escenario donde se estrenó en 1983.
Por María Angelina Castillo
Twitter: @macborgo
Afuera el cielo se caía sobre Caracas. A los metales que ejecutaba la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho se sumaba el retumbar de una depresión tropical demasiado insistente. Ese sábado en la tarde, Caracas era un caos. Pero en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño no había espacio para aquello que no fuera fiesta, magia, colores. En el complejo cultural más grande del país, un grupo de artistas, directores y productores enaltecían la danza a pesar de todo, incluso de la tormenta.
El elenco que actualmente integra la compañía profesional Ballet Teresa Carreño, bajo la dirección de los maestros repertoristas Adriana Estrada, Javier Solano, Stella Quintana y Alejandra Paredes, protagonizó los dos primeros fines de semana del mes de octubre Coppélia. Fue esta su primera producción de danza completa, tras la reestructuración que ha tenido la plantilla en los últimos tres años.
Con un desempeño impecable de la orquesta que dirige la maestra Elisa Vegas, pero que esta vez estuvo bajo la batuta del joven director invitado Daniel Gil, el cuerpo de bailarines clásicos supo destacarse, a pesar de los pocos meses de ensayo. Elegancia, movimientos sutiles, piruetas y elevaciones bien trabajadas formaron parte de la jornada. Todo sumado a una romántica escenografía en la que se baila la historia de una muñeca con forma de mujer en un pueblo de la Europa central del siglo XVIII.
La fascinación del ser humano por los autómatas es de larga data y permea todos los ámbitos de su vida, principalmente los artísticos. Esta obsesión se encuentra desde el mito griego de Pigmalión y Galatea, que luego Ovidio reelabora en su Metamorfosis para presentar a un escultor que se enamora de su estatua de marfil con forma de mujer, pasando por cuentos como Pinocho, hasta llegar a la actualidad con los videos que se hacen virales en Internet y que muestran a hombres casados con sus muñecas, y familias, de trapo.
Pero el ballet va más allá. La dupla formada por el coreógrafo Arthur Saint-Léon y el libretista Charles Nuittier, los mismos de la pieza La Source, se juntó de nuevo con el compositor Léo Delibes para darle vida a este ballet de carácter (que representa las danzas tradicionales e imita movimientos propios de un tipo de persona, profesión u oficio) titulado Coppélia ou la fille aux yeux d’email (Coppélia o la muchacha con ojos de esmalte). Es una obra pantomímica que se estrenó en la Ópera de París en mayo de 1870. Cuenta la historia de un inventor (Coppelius), una coqueta joven (Swanilda) y su novio (Franz), quienes se dejan llevar por los enredos gracias a la presencia de una hermosa muñeca con aspecto humano (Coppélia).
El ballet está basado en el cuento Der Sandmann (El hombre de arena) de E.T.A. Hoffmann (también autor de El Cascanueces y El Rey de los ratones), pero se aleja del tono siniestro que el escritor romántico alemán imprimió a sus personajes. En la danza se combinan lo sentimental y cómico, y ha sido representada en numerosas ocasiones a lo largo de la historia.
Cuatro décadas de distancia
Coppélia fue la primera producción completa de ballet clásico que se presentó en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño en el año 1983, con motivo de su inauguración. Y este 2022 es, nuevamente, la primera pieza completa que danza la recién renovada compañía estable de ballet clásico. El cuerpo del Ballet Teresa Carreño subió al escenario junto a integrantes del Ballet Juvenil Teresa Carreño – Núcleo Chacao, que es un proyecto de formación con sede en varias regiones del país (Lara, Zulia, Yaracuy y Nueva Esparta) que lleva a cabo la directiva del complejo cultural con la intención de fortalecer espacios de profesionalización de nóveles intérpretes en danza clásica.
En las funciones participaron alrededor de 50 bailarines. El diseño de escenografía es de José Varona, el diseño de iluminación estuvo a cargo de José Castillo, el diseño de vestuario de Christina Giannini y Marcelino Hernández.
A continuación cuentan su experiencia los protagonistas:
Stella Quintana, maestra repertorista
“Fueron muy interesantes los ensayos ya que esta propuesta coreográfica, sobre la original de Arthur Saint Leòn, estuvo a cargo de 4 maestros con diversas visiones y un mismo fin: que el espectador se sumerja en esta divertida historia y disfrute más de 2 horas llenas de danzas y pantomima ejecutadas por el joven elenco del Ballet Teresa Carreño. Personalmente creo que el habernos reunido ha traído un toque diferente y fresco al montaje, en el que cada uno ha contribuido a sacar una versión de Coppélia dinámica. Las compañías de Ballet Teresa Carreño y el Ballet Juvenil Teresa Carreño –Núcleo Chacao se integraron estupendamente. La emoción de los integrantes del Ballet Juvenil núcleo Chacao de tener la oportunidad de participar en un montaje con la compañía los llenó de mucha alegría y compromiso. Tuvieron tres meses trabajando en conjunto y se integraron sin ninguna dificultad al montaje. La receptividad por parte de los integrantes de la compañía fue muy cálida y de mucho compañerismo. Los ves trabajando, conversando y hasta almorzando juntos, prueba de que hay un equipo de parte de ambos elencos totalmente en sintonía. Por otra parte, ser maestro repertorista conlleva una dificultad y es tratar de preservar la esencia de la obra aun cuando nosotros estemos haciendo nuestra propuesta. Hay códigos en la danza que hay que respetar y no distorsionar. El ballet es un arte y no un circo. La belleza de la danza, del gesto, de lo que se comunica hay que saberlo transmitir por sobre todas las cosas. Estamos muy felices de haber tenido la oportunidad de participar en esta nueva temporada y como siempre reafirmar el inagotable talento que tenemos en nuestro país. Vieron un elenco muy joven asumiendo los roles estelares, con una entrega y fiel convicción en lo que están haciendo, lo que me llena de mucha alegría al saber que en Venezuela hay ballet para rato. Estoy muy agradecida nuevamente con la directiva de la Fundación Teatro Teresa Carreño por habernos confiado esta responsabilidad y darle al público venezolano montajes a la altura de cualquier teatro del mundo”.
Anais Di Filipo, bailarina principal del Ballet Teresa Carreño
“En esta ocasión interpreté el rol de Swanilda, una muchacha despreocupada y alegre que está comprometida con su novio Franz. Durante la obra ella hace travesuras junto con sus amigas, discute con Franz, se convierte en Coppélia y finalmente se casa con Franz. Swanilda es un personaje que he disfrutado muchísimo. El montaje de Coppélia ha sido, para mí, un proceso muy enriquecedor ya que este personaje debe conectar y trasmitirle al público muchas emociones manteniendo un alto nivel técnico al bailar. Por mi parte, traté de aportarle a esta versión la ingenuidad de una muchacha joven que está muy
enamorada de su prometido, pero al mismo tiempo es atrevida y dirige a su grupo de amigas en aventuras hasta lograr todo lo que ella quiere”.
Miguel A. Bompart, bailarín principal del Ballet Teresa Carreño
“Tuve el privilegio de interpretar a Franz en el ballet Coppélia, un personaje que requiere sobre todo de mucha madurez artística y técnica. Mi abordaje del personaje fue bastante positivo porque se hizo un trabajo importante de investigación acerca de la psicología del personaje, su entorno, su origen, su relación con sus amigos, con el Dr. Coppelious y con su prometida Swanilda. Todo esto con el objetivo no solamente de lograr cumplir con los requerimientos técnicos que así exige un ballet del repertorio clásico tradicional del ballet, sino también las demandas artísticas y escénicas. Lo más difícil en lo personal fueron los requerimientos técnicos, específicamente la ejecución de los pasos en lo que
llamamos variaciones, donde el ejecutante actúa en solitario realizando pasos técnicos de ballet. También es complicado internalizar un personaje de ciertas características muy particulares cuando por ejemplo, en mi caso, difiere mucho de mi personalidad. El estudio debe ser más riguroso, la disociación de tu propio ego para poder lograr el personaje y, posteriormente, darle el valor agregado de uno mismo, es decir el llamado ‘toque personal’. Todo el proceso ha sido infinitamente satisfactorio, lleno de altibajo evidentemente como la mayoría de los procesos artísticos, sobre todo de estas dimensiones como lo es un ballet del repertorio clásico universal y completo con sus tres actos; pero siempre participar en este tipo de ballet es satisfactorio y gratificante porque te permite explorar más allá de tus dimensiones como bailarín y como artista, te obliga a
abandonar tu zona de comodidad para asumir retos más amplios sobre todo al momento de ejecutar las acciones de pantomima y ese diálogo particular que a veces se tiene con el espectador, y por supuesto la parte técnica de ejecución individual y grupal. Personalmente siento que aporté esa dosis de experiencia y de madurez artística a la producción que es siempre necesaria, sobre todo cuando se tiene un elenco en general tan joven, aunque talentoso y muy preparado”.