Literatura
en los audífonos
Si al final un artista lo que quiere es explorar y compartir sus sensibilidades, ¿por qué no hacerlo en la mayor cantidad de formatos que le sea posible?
Por Lizandro Samuel
Twitter: @LizandroSamuel
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El pasado mayo, Solaris: ensayos sonoros, del escritor Jorge Carrión, fue galardonado en los Premios Ondas Globales del Podcast en la categoría mejor podcast experimental. Tras tres temporadas y 18 episodios, eso quizá representó la guinda al pastel para un proyecto que se ha mostrado disruptivo y contemporáneo. En una era en la que un músico como Bob Dylan recibió el máximo galardón al que puede aspirar un escritor, es bueno preguntarse sobre qué formatos ligados a las nuevas tecnologías se están hibridando con géneros clásicos para producir otra forma de literatura.
Quizá para la mayoría de las personas en Latinoamérica, la palabra podcast es equivalente a una persona fungiendo de host mientras entrevista a un invitado. O a dos o tres voces manteniendo un diálogo con diferentes tonos que encajan en secciones clásicas: humor, deportes, cultura, etc. Sobre todo en su modalidad de comedia, el audio está siendo una fuente de entretenimiento que roza lo masivo.
Solaris: ensayos sonoros es, como su nombre lo indica, un ensayo. Su fuerza está en la prosa, lo contraintuitivo de su premisa (un programa de no ficción que tiene a una actriz interpretando a un personaje de ficción), en la investigación y en las ideas. No tanto en las voces y en la estética sonora. Los recursos auditivos, de hecho, son utilizados al mínimo indispensable. Y salvo las voces de las actrices que en las diferentes temporadas dan vida a Ella, la corresponsal del futuro que guía el programa junto a Jorge Carrión, nadie tiene voz de “locutor”.
El programa respira y resuena, entonces, por su fuerza argumentativa y narrativa. Por lo que tiene de literario.
Todavía hoy se discute en algunos espacios si los podcasts deben o no tener guion. Tal diatriba probablemente acabe oxidándose rápido ante las propuestas que están surgiendo. Existen programas improvisados, otros de guion abierto y algunos más en los que todo está cuidadosamente escrito. Estos últimos tienen mucho de audiolibro. Y su creación quizá esté destinada cada vez más a los escritores, del mismo modo en el que los videojuegos, las series y hasta proyectos pensados solo para redes sociales se nutren de estos profesionales.
Solaris es uno de los libros más completos escritos en español sobre las nuevas tecnologías. Nos sitúa en las conversaciones culturales de nuestra época, usando un formato actual e imaginando el futuro. El hecho de que Ella, el único personaje de ficción, a partir de la segunda temporada utilice el lenguaje inclusivo es una manera del autor de compartir indirectamente su visión sobre lo que va a suceder mañana.
No es un programa para todo el mundo, sino para gente curiosa que quiere pensar. Pero se desmarca del olor a encierro que acompaña ciertos productos de algunos académicos intoxicados del polvo, cuya visión de la realidad se vuelve dogmática y aversiva a los cambios; generando a veces discursos que parecieran jugar a ser lo más complicado y aburrido posible.
Los temas y las perspectivas que aborda Solaris son densos, pero se vuelven digeribles en la medida en la que se echa mano de recursos narrativos, del humor y hasta de un ligero toque de romance (da la sensación, en los últimos episodios, de que los conductores acaban coqueteando en un guiño a Her o a lo que podría ser el mañana: relaciones afectivas entre personas y máquinas).
Vivimos en tiempos de crossmedia y de narrativas transmedia. Tiempos a los que el mundo hispano arriba con mayor lentitud que el anglosajón. Y que, por supuesto, demandan mucho músculo económico para darle cuerpo a las ideas. Jorge Carrión opera bajo la lógica expansiva. Los rastros del podcast se sienten en su novela Membrana, narrada por una red de inteligencias artificiales que reflexionan sobre los objetos culturales del siglo XXI. Y, claro, cualquiera que lea sus publicaciones en medios puede establecer puentes entre esas columnas —por llamarlas de algún modo— y las cosas que aborda en sus otros dos proyectos.
¿Es ese uno de los caminos del escritor contemporáneo? Es, al menos, el que están tomando profesionales de diversos ámbitos: por ejemplo, psicólogos con canales de YouTube, podcast, boletines y una envidiable regularidad tuitera. Me imagino que si Gabriel García Márquez hubiese tenido que escribir en esta época hubiese publicado Cien años de soledad más o menos al mismo tiempo en el que aparecerían en medios sus crónicas sobre los pueblos de Colombia, llevaría adelante un podcast sobre mitología caribeña, nos deleitaría en Instagram con fotos de las profundidades de su país y nos haría carcajear con ocurrentes hilos de anécdotas cotidianas de su niñez.
Otra cuestión, también bastante contemporánea, es preguntarse cómo administrar el tiempo —y el dinero y las energías y la atención—, pero eso es motivo para otro artículo.
En el libro Lo viral, por cierto, que es un diario fake de Jorge Carrión que transcurre durante la pandemia, se encuentran incrustados en la prosa, sin que rechinen lo más mínimo, tuits del autor copiados textualmente. Si al final un artista lo que quiere es explorar y compartir sus sensibilidades, ¿por qué no hacerlo en la mayor cantidad de formatos que le sea posible?
Solaris: ensayos sonoros, además, es un portal educativo. Su extensa bibliografía, que se comparte a lo largo de los episodios, suma material suficiente para armar una maestría en cultura contemporánea. Mucho más útil, sin duda, que los diez millones de publicaciones que día a día hacen en Internet los nuevos gurús del marketing que buscan reducir una época extremadamente compleja y estresante a dos fórmulas mágicas sobre cómo engañar al algoritmo.
De este modo, el podcast de Jorge Carrión está haciendo escuela. Mostrando un camino para escritores y podcasters, ensanchando el género y el oficio. Falta ver qué tan bien o mal envejecerá el programa, pero eso es algo que solo Ella podría anticipar.