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Una comedia para sumarnos a todos


La Compañía de Teatro Down Apoye presentó en la Sala Rajatabla, ubicada en Caracas, la pieza Bendito celular, dirigida por la actriz y productora venezolana Daniela Vielman. La propuesta buscó abrir espacios de inclusión en el país y forma parte de un programa de formación integral para la inserción laboral de personas con síndrome de Down.

Por María Angelina Castillo
Twitter: @macborgo




Hay mucho juego. Mucho cuerpo, miradas intensas, gestos, máscaras, movimientos sinuosos que van contando una historia. En el escenario desnudo: cuatro sillas y algunos elementos rojos que contrastan con el fondo negro. Allí, cuatro personajes sin nombre van mostrando esas conductas (quizás no tan) exageradas o absurdas que en ocasiones tienen las personas hacia el celular, maravilloso y terrible por igual.

“¡No te escucho nada!”, gritan los personajes. Y se desesperan en el proceso. “¡No te escucho nada!” y revisan la batería, la conexión, sus propias obsesiones; porque es más importante atender una llamada telefónica que escuchar al hijo —aunque se esté incendiando la cocina— o que manejar un autobús lleno de pasajeros. Es ese “¿Aló?” contante. Ese no escucharse aunque se esté híper conectado todo el tiempo.

Esta premisa da cuerpo a la pieza Bendito celular, que dirigió la también actriz y productora Daniela Vielman y que se presentó en la Sala Rajatabla, ubicada en Bellas Artes. La protagonizaron miembros de la Compañía Nacional de Teatro Down Apoye. Ellos son Mary Bracho (quien también es gimnasta y medallista olímpica), Zamantha Landi (atleta olímpica de natación), Alberto Sasson (medallista olímpico en Bochas) y Greyber Rengifo, reconocido como Mejor Actor en el Festival de Cine Venezolano que organiza la Fundación para el Desarrollo de las Artes y la Cultura, Telefónica y Circuito Gran Cine, por su participación en el filme Especial.

Los actores, que ofrecieron una función de para prensa e invitados, agradecieron la presencia del público, la posibilidad de subirse a un escenario como el de la Fundación Rajatabla, de ser escuchados, de poder hacer arte. Agradecieron hasta conmoverse, hasta las lágrimas.

Bendito celular, además, resultó ganadora en la segunda convocatoria del programa PISCCA 2022 que otorga la Embajada de Francia en Venezuela. Es un instrumento de apoyo financiero a proyectos “innovadores, pilotos, replicables y sustentables”, como indica el organismo. Con esto, Vielman desea profesionalizar la Compañía de Teatro Down para poder producir proyectos más ambiciosos en un futuro próximo.

“He hablado con profesionales de otros aspectos de la producción, como por ejemplo la iluminación, para comenzar a dictar talleres a los muchachos que les interesen otras áreas. Y poder, en algún momento, presentar un espectáculo completamente down, con nuestro apoyo, pero que sea hecho por los miembros de la compañía: las luces, el diseño de vestuario. Ellos tienen el talento, lo que hay es que guiarlos”, asegura.

Antes de pisar la sala en la que el director Carlos Giménez hizo historia en el país con el grupo Rajatabla, el montaje de Vielman tuvo temporadas en teatros como Espacio Plural en Trasnocho Cultural, Teatro Premium de Los Naranjos y algunas funciones privadas.

La Compañía Nacional de Teatro Apoye forma parte de los programas de formación que lleva adelante la Asociación Civil APOYE, creada en el año 2000 por un grupo de padres de niños, jóvenes y adultos con síndrome de Down. Bajo el lema “Un lugar para aprender a vivir”, la institución se orienta a la atención integral y capacitación en actividades productivas para ofrecer una mejor calidad de vida y posibilidades de inserción laboral a personas que presentan este trastorno genético.

Cuentan con programas en áreas como psicología, terapia ocupacional, danza y teatro, deporte, computación, panadería, gastronomía y yoga. La compañía teatral de APOYE la fundó el director, guionista y productor de origen boliviano Ignacio Márquez. Luego de casi una década a la cabeza del grupo, el testigo lo recibió la actriz venezolana Juliana Cuervos (quien ha participado en filmes como Brecha en el silencio, La planta insolente y, más recientemente Dirección opuesta). Casi dos décadas después, es el turno de Daniela Vielman, quien agradece a sus predecesores el trabajo realizado con los noveles creadores. “Vi en esos muchachos un potencial tan grande que dije que había que producirles obras de teatro”, asegura.

La compañía estuvo integrada hasta no hace mucho por 73 jóvenes y adultos, de entre 20 y 45 años de edad, tanto hombres como mujeres. Actualmente participan unas 40 personas, pues la diáspora y la pandemia también los afectó. Las clases van con el año escolar venezolano y, por el momento, se realizan los lunes durante toda la mañana. Aunque Vielman espera que pronto pueda aumentar el número de días, como lo fue en épocas pasadas.

“Ellos han tenido la fortuna de que han pasado por muchos profesores y cada uno les enseña algo diferente, desde una técnica distinta. Yo me entrené con Juliana Cuervos para trabajar con los muchachos y he descubierto que la mejor forma es el juego. Son muy lúdicos, fantasiosos, tienen esa magia de los niños, esa viveza para el juego, así que siempre parto de allí, de las improvisaciones. Tenemos clases de todo; trato de trabajar el teatro en todas sus aristas, no solo la actuación porque no todos quieren ser actores. Hay unos a los que les interesa el diseño, a otros el maquillaje. Yo he tenido la suerte de que me ha tocado hacer de todo en el teatro: he sido productora, directora, actriz, recoge cables, vestuarista, maquilladora, escenógrafa. Y eso me ha dado herramientas que compartirles”, cuenta Vielman.

Su intención es generar una pequeña empresa, con su productora, para abrir una oportunidad laboral a las personas son síndrome de Down a través de las artes escénicas. Finaliza: “Estamos marcando un hito, porque es la primera vez en nuestro país que un equipo de producción arma un espectáculo desde cero con un elenco 100% inclusivo”.



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