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Boom! Art Community, emigrar para emerger desde el reencuentro


La gestora cultural venezolana Kiki Pertiñez Heidenreich, desde España, decidió crear una plataforma para la profesionalización, intercambio y divulgación del arte contemporáneo latinoamericano en Europa.

Por María Angelina Castillo
Twitter: @macborgo



Rou Díaz se va reconstruyendo en blanco y negro. El fotógrafo y diseñador venezolano recorre las calles de Madrid, donde reside actualmente, en busca de aquello que se parezca a un recuerdo. Escenarios y transeúntes anónimos que lo ayuden a (re)definirse en un nuevo hogar. Sus imágenes constituyeron Nostalgia, muestra que inauguró en abril la serie Pop Up, propuesta expositiva itinerante y de corta duración que lleva adelante Boom! Art Community.


Se trata de una plataforma fundada en España a finales de 2021 por dos gestoras culturales venezolanas: Kiki Pertiñez Heidenreich, radicada en Madrid, y Thamara Bryson desde Francia. El objetivo es la profesionalización, intercambio y divulgación del arte contemporáneo latinoamericano en Europa.

Como parte de la programación de Boom! Art Community, el maracayero Freddy Salvador inauguró este mes su primera individual en el Centro Cívico José Saramago de Leganés. A partir de la geometría desarrolla una línea de investigación en la que integra elementos orgánicos y de gran expresividad para transgredir la ruta habitual del género pictórico. Con ello gestó Los otros caminos del cinetismo, integrada por más de 60 piezas.


Además de los mencionados, también forman parte de Boom! Art Community los artistas Dalia Ferreira, Carlos Márquez, Zahira González, Ronald Quiroz, Belén Villarroel, Ángela Scavo y Manuel Lara. En un futuro próximo esperan incorporar otros exponentes de Argentina, Chile y México.

Entre los objetivos trazados para el período 2022-23, señala Kiki Pertiñez Heidenreich que continuarán con el esquema de Pop Up, esta vez en la galería CasaSur del Barrio de Malasaña, en Madrid. Allí se presentará en junio el ilustrador EGA. La dinámica la repetirán en tres fechas más durante lo que resta de año.

“Estamos desarrollando proyectos para los concursos que promueven la descentralización de la cultura en la Comunidad de Madrid, para conectar con los espacios periféricos con nuestro ecosistema cultural. Es una estrategia que permite tener presencia en espacios potentes. Una evidencia de ello es lo logrado en la Sala José Saramago, del Centro Cívico homónimo ubicado en Leganés, donde uno de nuestros artistas presenta actualmente una individual. Es el primer venezolano en lograrlo. Sin duda, un logro que le abre puertas al resto”, añade la gestora.



¿Cómo nace la idea de esta comunidad dedicada a la promoción del arte latinoamericano en España?

Para los latinoamericanos, España es la puerta de entrada a Europa. De hecho, según entiendo, somos la minoría cultural más importante en España, pues representamos casi el 30% de la población total de extranjeros en este país. Esto no incluye a los nacionales de Brasil, ni a quienes como yo contamos con la doble nacionalidad. Sin embargo, la presencia de artistas latinoamericanos en los espacios expositivos no guarda relación con esta cifra. Esto resultó un reto inspirador y, luego de analizarlo, lo transformamos en nuestro propósito: era necesario crear un ecosistema cultural que promoviera la simbiosis entre artistas latinoamericanos y agentes culturales en España. Teniendo siempre en mente que, muchas veces, sin importar su trayectoria, cuando un artista emigra vuelve a emerger.

¿Con cuántos miembros comenzó el proyecto y de qué manera ha ido creciendo?

La primera edición de Boom! Art Community fue una exposición colectiva que reunió a 22 artistas venezolanos de diferentes disciplinas, y que viven en distintos países. Actualmente, se han sumado creadores de Chile, Argentina, México, Perú y, sin duda, Venezuela. Para esa primera edición, Thamara Bryson y yo hicimos una selección de esos artistas cuya obra y proceso respondieran a las preguntas “¿Cuántas veces emerge en un artista a lo largo de su carrera?” y “¿Desde dónde emerge?”.

¿Cómo seleccionan a los artistas que forman parte?

La onda expansiva que ha creado Boom! Art Community nos ha acercado a muchos artistas y agentes culturales. Galeristas, gestores culturales, comisarios, periodistas especializados, coleccionistas, programadores se nos han acercado presentándonos necesidades, proyectos y artistas. La lista es larga, muy larga. Hay tanto por hacer. Es por ello que resulta habitual realizar visionados de portafolios, visitas a talleres de artistas, estar presente en ferias. Una vez que conocemos a los artistas y su obra, viene una declaración de propósitos. Desarrollamos proyectos expositivos individuales y colectivos y tiramos de las obras que respondan al concepto que buscamos desarrollar. Boom! es una cantera de talentos.

¿Cómo es el trabajo curatorial para armar las propuestas expositivas de Boom! Art Community?

Hemos tenido diversas prácticas y la razón es una: cada proyecto ha tenido sus características particulares. Sin embargo la figura de co-comisariado es bastante frecuente en las muestras de Boom! La primera curadora que tuvimos fue Thamara Bryson, le han seguido Leonardo Hernández de Andarte, Diana Vilera y recientemente he hecho el comisariado para la exhibición Los nuevos caminos del cinetismo de Freddy Salvador.

¿Cómo evalúa la relación actual entre artistas latinoamericanos y los agentes culturales en España?

Dar un panorama actual general sería osado. Preferimos hablar de nuestra experiencia en estos meses. Existe un interés por descubrir nuestro lenguaje, sin embargo –a veces– se confunden entre estereotipos y realidad. El arte contemporáneo latinoamericano tiene la obligación de preservar su pasado y promover su presente, sin abandonar la verdadera identidad de estos tiempos que corren. Una vez que se tiene la oportunidad de mostrar el talento latinoamericano contemporáneo, la fascinación e interés le siguen de manera inmediata.

¿Y creen que ha cambiado esta relación a lo largo de los años? ¿Qué factores han influido?

La migración no se detiene, ni se detendrá. Los humanos seguiremos migrando, por guerras, por hambre, por amor, por sueños, por buscar mejores oportunidades, por aventura. Estar en el metro de Madrid en 2022 significa toparse con conversaciones que tienen acentos peruanos, mexicanos, colombianos, mexicanos, venezolanos. Los españoles están cada vez más habituados a esto. Se van abriendo a probar nuevas sensaciones… se interesan por otras culturas. El etnocentrismo se va desdibujando. Hay un carácter más cosmopolita que da espacio para que Boom! Art Community pueda desarrollar sus proyectos.

¿Cuáles han sido las principales dificultades que han encontrado en el desarrollo de este proyecto? ¿Y cuáles las sorpresas?

No siempre se tiene conciencia de cómo las biografías de los artistas y su obra se contextualizan según el marco social, político y cultural que viven. Sensibilizar es importante. Muchas veces, aunque no siempre, las vidas y trayectoria de los artistas son truncadas por la necesidad forzosa de emigrar para crecer y/o sobrevivir. Una de las mayores dificultades es lidiar con las necesidades básicas de muchos de los artistas, quienes al contar con limitados recursos económicos siempre están tentados a dejar su práctica artística y dedicarse a algo que les permita mantenerse. ¡No! Esta barrera es un hoyo negro para la creación. Crear las condiciones para que sigan adelante es uno de los retos. ¿Otro? Invitar a algunos agentes culturales a abrir sus mentes ante una paleta cromática disruptiva, una mirada que evidencia las diferencias derivadas de la geografía y con una temática que va más allá de ciertos estereotipos.

¿Qué busca en estos momentos un agente cultural en España o (si tiene conocimiento) en Europa?

Nuevamente, para responder, prefiero no caer en generalizaciones y hablar desde la perspectiva de Boom! Art Community. Soy migrante, hija de migrantes. Soy testigo y resultado del poder que tiene la interculturización. La simbiosis. El verdadero dar y dar. Cuando cada quien aporta aquello en lo que es mejor y no lo que el otro quiere, el resultado es potente. Por eso quiero articular redes y propiciar la interacción. Conocer al otro… y reconocernos a nosotros mismos. Quiero abrir espacios. Darle voz a Latinoamérica.

¿Cómo se hace gestión cultural en un contexto (post)pandémico, de guerras, invasiones y conflictos armados tanto en Latinoamérica como en Europa?

En arquitectura  hay un concepto que he adoptado para todo lo que hago en mi vida: “La estructura más rígida se quiebra más fácilmente ante un terremoto. Las más flexibles, en cambio, resisten mejor.”  Ser testaruda ha sido clave. Provenir de un país marcado por décadas de incertidumbre como es el caso Venezuela, también.  En España los recursos para la cultura provienen principalmente del Estado y luego de las fundaciones creadas por la banca. Esto supone un cambio de patrones al que he tenido que acoplarme. Aún no he tirado de ellas, pero sé que es el siguiente paso.

¿Qué les comentan los artistas que han emigrado a Europa? ¿Qué elementos han impactado en sus discursos?

Hay tantas respuestas como personas respondan a esa pregunta. Emociones como la nostalgia por lo dejado atrás de Rou Díaz.  La búsqueda de la historia familiar de Gabriela Navarro. El explorar nuevos caminos de Freddy Salvador. El equipaje no declarado de Leo Hernández, aliado de Boom!, creador de Andarte. El aturdimiento que le da Madrid a Jessica Mezerhane. La sensación de estar perdida en Madrid que Erika Aché no puede dejar de retratar. Para muchos artistas y aliados de Boom! Art Community [migrar] es un tema que atraviesa transversalmente su obra e investigación.

Han mencionado en entrevistas que Boom! “es una muestra cartográfica sobre las diversas formas que existen de emerger”. ¿Cuáles son esas formas de emerger?

Esa frase que citas pertenece a la primera edición que se llamó El arte de emerger. A ese respecto, redacté un texto que desarrolla la visión que sirvió de detonante de todo lo que sucedió: “Emerge ese artista que emigra y debe reencontrarse a sí mismo y su obra en otra latitud, en otra cultura, no importa cuán larga sea su trayectoria. Emerge quien decide atender a su pasión traspapelada y poner en primer plano su vocación creadora, a los 30, 40, 50 o más años de vida. Se emerge desde el exilio tanto como desde el propio insilio. Emerge el artista tras cada proceso inmersivo que lo conduce a una nueva serie, a un nuevo proyecto”.





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