Leonardo
Alfonzo Amarista: La poesía puede tomar la forma que necesites
Cuando escribo surge gente, conversaciones, canciones, espacios, olores, comidas, entre otros, por eso puedo revisitar cada lugar en el que he estado.

Por: QuéLeer
@queleer
Poeta por vocación, el venezolano radicado en Buenos Aires, Leonardo Alfonzo Amarista (El Tigre, 1994) confiesa que se identifica con todos los poemas que incluyó en su primer libro Jardín Okigata (2021). Su microuniverso expresa la obsesión por los estados mentales y lo humano. En entrevista a Qué Leer confiesa que se reconoce en la poesía de Rafael Cadenas. En cuanto a sus planes, habrá sorpresas interesantes como su incursión en la narrativa y hasta la creación de un Leoverso.
¿Qué significado tiene para ti, tu primer poemario publicado, Jardín Okigata (2021)?
Me resulta un logro personal porque fue un libro que decidí armar en plena pandemia, la incertidumbre sanitaria me generó miedo. Por ende, quise dejar un primer trabajo donde se viera la evolución de mi voz poética. Cuando me han preguntado les digo, no tan en broma, que he tratado de ser el curador de mi primera poesía. Tomé todos mis poemas desde el 2013 hasta el 2018, fecha en la que me fui de Venezuela, para dar forma a algo. Y fue complicado porque el estilo va cambiando, entonces, en vez de reescribirlos, los edité bajo sus propias reglas. Cada poema del libro está incluido porque aún me identifico con ellos.
Juan Maldonado, que es un poeta y editor cordobés, le dio la oportunidad, con Alción Editora, a este libro venezolano editado en Argentina. Estoy muy agradecido.
¿Por qué escogiste ese título que proviene de la cultura japonesa?
Parte de este libro tuvo un primer precedente en el 2016. Se iba a llamar “Días de Chanza” y le iba a poner un fruto de mamey en la portada, lo envié a un concurso de poesía. Recuerdo que lo declararon desierto, así que desarmé el libro y fui escribiendo más.
Jardín Okigata viene del último poema del libro, titulado Destello de Okigata. La idea de esto fue crear un microuniverso en donde deambularan todos los tópicos tratados y sus respectivos tiempos. Okigata es una lámpara de piedra, usada mayormente para jardines japoneses. Esto viene a mí por ser un niño de los noventa, no he viajado a Japón, pero sí he consumido un montón de series animadas de ese país, uno se adentra en esa linda cultura. Nuestra época es de globalización.
En tus poemas abordas variados tópicos: naturaleza, ser humano, muerte, familia, libertad, amor, mutantes. ¿Qué te inspira más?
Creo que con el devenir del tiempo y del cuerpo uno va hablando de tópicos que luego se retoman con otra perspectiva. Me parece que lo importante es usar el pretexto lo mejor posible para decir lo que puedas decir. Pero creo que uno de mis temas frecuentes es lo humano y los estados mentales.
En tu poesía hay crítica, como se ve en el poema titulado 1999. ¿Con qué te sientes inconforme?
“…los hombres de banda al hombro
títulos y cargos de importancia no son ancianos
con decisiones ególatras y nos están cagando el presente.”
La crisis latente de mi país, cómo hemos perdido cosas y hemos puesto parches, pero esto es así porque hay un régimen que nos tapona mal las posibles salidas. Este poema se fue haciendo desde los recuerdos de un niño que no tenía la capacidad de discernir un escenario político, que vitoreaba la decisión de sus mayores. Hace poco leí ese poema por primera vez en un evento poético con venezolanos y argentinos, sentí que compartí algo necesario. Dejar en claro que hay eventos negativos que ocurrieron, se han ido transformando y que no deben olvidarse.
¿Qué encerrarías en tu “jaula”?
No lo veo necesariamente como un artefacto de la moral. Diría que ayuda a mediar con lo dañino. Ahí estarían las líneas de pensamiento y acción que atentan contra el ser humano (prejuicios, discriminación, exclusión).
¿Por qué es importante para ti reinterpretar la cotidianidad? En los poemas: Figura de barro, El alimento más importante del día o en Charcutería, se puede apreciar esa sensibilidad poética.
Porque en medio de tanto ruido del mundo, creo que es bueno prestar atención al barullo o la calma que está más cerca de nosotros. Esa poesía de lo inanimado, de lo consumible, de lo que nos topamos a diario, me parece hermoso poder tenerlo en cuenta para extrapolar situaciones. Estos elementos que no son convencionalmente poéticos, pero que nos fascinan a las personas. En Figura de barro hay un intento de humanizar, pero para poder ver cosas en otros; los otros dos poemas desarrollan la comida y su disfrute con adversidades sociales como en Charcutería, o utopías que el hombre quisiera vivir, como en El alimento más importante del día, dicho de paso, es un poema que quise hacer llegar a la Kellogg’s, me hubiese gustado ver poesía en las cajas de los cereales cuando era niño.
¿Es Destello de Okigata un poema que refleja el camino de tu vida?
Destello de Okigata cierra el poemario, pero no es un final, es un camino trazado. Puedo decir que es un tributo incluso para todo lo que me ha servido en mi viaje personal. Hay frases de personas queridas, aprendizajes, referencias de música, series de animé. Es un poema que escribí para el Concurso Rafael Cadenas del 2019, no quedó, pero me sigue marcando hasta la fecha.
¿Desde cuándo te interesa la poesía? ¿Cómo fueron esos comienzos?
La poesía me interesa desde adolescente. Originalmente mi idea era escribir cuentos y novelas, por esa misma necesidad de hacer historias. También tuve influencia de mi tía Ilis Alfonzo, que trabaja con novelas y ensayos, ella reside en Caracas. De niño había leído a poetas venezolanos como Andrés Eloy Blanco y Aquiles Nazoa, pero no era algo que me moviera a escribir. No fue hasta que leí a Naudi Enrique Lucena en El genio de los huevos que tuve un interés auténtico, su poesía era diferente, eran versos libres y hablaba de otros temas. Sin embargo, lo retomé de adolescente y con otras lecturas pude entender más cosas, era aun más interesante, después vino Ramos Sucre y con él un gusto más afianzado.
Mis primeros poemas fueron más prosa poética, textos reflexivos, mi lectura de Ramos Sucre me llevó a ese formato. Con el aumento de lecturas de otros autores fui decantando en versos, aunque no sea una regla fija para mí.
De poetas venezolanos que me marcaron puedo nombrar a José Antonio Ramos Sucre, Salustio González, Rafael Cadenas, Juan Calzadilla, Juan Sánchez Peláez, Ana Enriqueta Terán, María Calcaño, Vicente Gerbasi, Rowena Hill, Magaly Salazar Sanabria, Blas Perozo Naveda, Hanni Ossott, Armando Rojas Guardia, Yolanda Pantin, Igor Barreto, Arturo Gutiérrez Plaza, Luis Moreno Villamediana, Jacqueline Goldberg, Eleonora Requena, Carlos San Diego, Luis Enrique Belmonte, Gladys Mendía. También estoy al pendiente de lo que escriben mis congéneres, poetas que he conocido por antologías en las que aparezco, me gusta saber qué escriben mis cercanos. Hay autores del extranjero, tanto de poesía como de narrativa, pero si nombro me voy de largo.
Has sido finalista en el V y VI Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas. ¿Es acaso el poeta larense, uno de tus referentes?
Sí, es uno de mis poetas favoritos, él también hizo prosa en sus primeros libros y su manera de nombrar es tremenda. Lo tuve presente desde mi infancia porque mi tía fue su alumna y ella realizó ensayos sobre su obra. Entonces, tuve material que pude entender mejor cuando fui más cercano a la poesía y otros géneros literarios. Puedo reconocerme a veces en sus versos: “que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo”. Pero del derrotero puede salir algo muy bueno.
Hoy por hoy, ¿crees que se lee más poesía que antes?
Me gusta creer que sí, sin embargo, cada generación existente tiene más poesía para leer que la anterior. Hay que buscar leer a los maestros y así ver cómo se evoluciona el lenguaje. Me siento orgulloso de que haya una tradición poética sólida en Venezuela, eso hace que tengamos muchas voces. Sin embargo, es real que debe existir la crítica. Como poeta me gustaría ensayar un poco sobre lo que se está escribiendo, pero justo para eso debo seguir en lecturas.
Actualmente resides en Buenos Aires, Argentina. Una vez declaraste que consideras a la poesía como un cordón umbilical que une a la diáspora venezolana. Explícanos.
En definitiva, algo que he experimentado desde que me fui de Venezuela es lo transitivo. Este es mi segundo país luego de la migración, me he mudado de vivienda muchas veces, he cambiado de trabajo todavía más, pero la palabra escrita queda. No tengo la mejor memoria, pero la poesía me ayuda a fijar mi entorno.
No digo que tenga una función en sí, pero la poesía puede tomar la forma que necesites. Cuando escribo surge gente, conversaciones, canciones, espacios, olores, comidas, entre otros, por eso puedo revisitar cada lugar en el que he estado. Me mantengo en comunicación con compañeros de oficio que están en Venezuela y en otras partes del mundo. Y otro tanto de cosas que me mantienen conectado.
Coméntanos sobre tu próximo proyecto literario.
Mi proyecto que verá pronto la luz es un libro de cuentos o novela breve que empecé a escribir en la pandemia. Es una gran alegría para mí, porque sería mi primera publicación como narrador. Esta historia la he venido trabajando de a poco, quiero que quede un buen trabajo. No digo título, pero estará bajo el sello de Palíndromus con Jorge Morales Corona de editor, que también es poeta y narrador, ha sido una muy buena experiencia trabajar con él. Otra cosa que puedo decir del libro es que tendrá conexión con Jardín Okigata. Es interesante porque me gustaría crear un Leoverso, a la manera de los creadores de comics. Hay cosas que podrán complementarse entre libros, por ejemplo, la segunda sección del poemario titulada “Torre Quemada” tiene poemas escritos en la época en la que se desarrolla la narración. El libro saldrá este año y trataré en lo posible de que pueda adquirirse en físico en Venezuela.
Para terminar la entrevista, quisiéramos que dejaras para nuestros lectores algún extracto de Jardín Okigata.
Ya que Jardín Okigata tiene tres partes dejaré un poema de cada una de estas.
De Lámpara de piedra:
Rastrojo del pulso
Un eco se aloja próximo a nosotros para servirnos
pero desconoce el lugar donde estamos.
Puede apostar el que sepa menos de estas cosas
que las franjas que separan personas
tienen pandemias intransmisibles.
Nos valemos de nada para enseñar lo apropiado.
Si alguien viene a convencernos de lo errado
tendrá astillas en la cara,
gracias al germen que lo convierte todo en oro
ya pocos guardan reservas.
Sin corrupción, igual a un bambú nos concibieron,
regaron condimentos en estas cortezas
y cuando crepitamos al ardor de los instintos
nuevos seres nos quieren señalar,
lo importante es no seguirlos.
De Torre quemada:
Charcutería
Persigo lonjas de jamón de cerdo desde pequeño
porque son las más sabrosas. Su sabor es más intenso
cuando el cuerpo se pliega en partes,
fue así como aprendí física de amateur.
Como todo lo anterior y lo subsiguiente,
por analogía, por comparación, a la descarte’s.
Por culpa del famoso tocino
me había viciado con las marcas de carnes frías
y Maite Delgado era muy hermosa en la televisión.
A través de mi desarrollo permanezco fiel a mi gusto,
porque algo que se quiere sin ser consciente no solo lo dejas,
aunque se deba sonreír con poca frecuencia después.
Así, a veces, creo que el Estado ha querido separarnos,
contra natura, de lo que siempre quisimos.
El jamón se ha vuelto severo y adopta una postura ante mí:
quiere que me supere, sabe lo que debo hacer para recuperarle,
para no verme derrotado ante una pared de miradas pintadas,
para no tener que fingir gusto deshonroso con el fiambre.
De Luciérnagas:
Escribí este poema para que vivas, incluso si la gente te olvida
La cualidad transgresora de mi cerebro
por ir armando un complejo modelo de tu cuerpo
e ir nombrando cada parte como si la biología
no hubiese sido una ciencia verificable.
Si cada uno representa un plano de universo
podría formular el origen del amor, contigo,
al conocerte, sin más, solo tomando como fuego
tus mejillas iridiscentes.
El espacio sigue componiendo tus extensiones
para abarcarlo todo como de costumbre
en cada dirección que he emprendido,
siempre nueva, a punto de conocerte,
sabiendo que eres tú.
Nos enamoramos distinto cada vez de otras rocas,
siluetas, botas, sin perder el instinto de servirles,
de sacarnos un cuarzo desde dentro
y mostrarlo cada noche para mejorar su descanso.
Pero no fuiste objeto ni te llevaste lo mejor de mí,
tan solo lo congelaste, hiciste lo que quisiste
sin retirarte del todo, aprendiste de las chicharras
a dejar tu armadura de lado al cantar tu canción final,
esa que sigo repitiendo hasta convencerme
de que a pesar de recrearte, si exististe en verdad
y aún deambulas por ahí.

Leonardo Alfonzo Amarista (El Tigre, 1994). Es poeta, narrador y Licenciado en Administración de empresas graduado en la UGMA.
Está incluido en la Antología de poesía joven Amanecimos sobre la palabra (2016), Antología de poemas e ilustraciones La nueva normalidad (Argentina, 2021) y ha sido finalista del V y VI concurso de poesía Rafael Cadenas. Publicó el poemario Jardín Okigata (Alción Editora, 2021), publicará este año un libro de narrativa con la casa editorial Palíndromus. Actualmente reside en Buenos Aires, Argentina.
Reseña de Dos minutos bajo el agua, de Gustavo Manrique
Salas
La poesía de Gustavo Manrique Salas es esencial, simple, vivida a plenitud desde lo individual. El autor sabe reconocer al otro con sus sensaciones y sentimientos. Tiene conciencia de su soledad.

Por QuéLeer
Instagram: @Quéleer
Dos minutos bajo el agua (2023) constituye la primera incursión de Gustavo Manrique Salas (Venezuela, 1970) en la poesía. A través de sus poemas, el autor nos invita a acompañarlo en un viaje interno hacia lo más profundo de su ser y sumerge al lector en una búsqueda incansable.
“La mayor ambición de este libro es compartir unas letras para que el lector pueda reconocer en ellas algo de sí mismo”, expresa el autor.
Su poemario —que contó con la curaduría de la poeta María Antonieta Flores y Douglas Gómez Barrueta— concentra emociones y preocupaciones del autor que evolucionan hacia el descubrimiento, la paz.
La poesía se expresa libre. Los versos sin título propio están unidos por una línea invisible y continua entre sus páginas.
El desapego, el amor que deja cicatrices, el caminar hacia adelante, el dejar atrás la sensación de pérdida…
Tu olor es el futuro.
Tu beso, el arraigo final
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El tiempo
no puede parar las agujas,
la única certeza es la muerte,
la única promesa: vivir.
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Manrique Salas sorprende con una poesía genuina y reflexiva que nos acerca a la naturaleza humana en sus versos, un íntimo reflejo de pensamientos que profundizan el silencio.
El texto invita a sumergirse y a sacar la cabeza del agua, cuando ya no se aguanta más, cuando falta la respiración.
Miro a lo lejos.
En ti todo es eterno.
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Como el agua, sus versos flotan, inertes y cargados de significado. Pareciera que navegan de forma armónica, aunque algunos luchen contracorriente.
Leer a Manrique Salas es descifrarlo y surcar junto a él las vicisitudes de su alma.
Sus poemas son reflexiones sencillas, claras, diáfanas y comprensibles.
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Nadie andará tu senda,
aunque tú sí andarás por los demás.
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En mi rincón, donde migro en silencio.
Albergaré lo andado juntos.
Sigue el camino. No mires atrás.
Que uno de los dos se salve.
Prefiero quedarme aquí, donde te conocí por si acaso regresas.
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La relación de Gustavo Manrique Salas con la poesía no es la de un escritor a tiempo completo, sino más bien la de un apasionado al género que siente la necesidad de escribir en paralelo a su profesión de consultor estratégico de empresas.
Los poemas emanan de su vida, de su pasado, expresan sentimientos desesperanzadores y desconcertantes. Abundan el amor, la pena, el desapego que deja la migración y la soledad.
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Si pudiera escoger cómo morir,
pediría tu mano entrelazada,
tu talante acompañando mi camino,
la paz que me das.
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Su voz poética se hace eco de un dolor por amor, una esperanza que ya no existe. Poemas que rozan el nihilismo. Confesiones y sueños basados en la pasión, la inocencia y la ruptura.
La poesía de Gustavo Manrique Salas es esencial, simple, vivida a plenitud desde lo individual. El autor sabe reconocer al otro con sus sensaciones y sentimientos. Tiene conciencia de su soledad.
Dos minutos bajo el agua es una poesía profundamente emocional. La ausencia, la espera, la nostalgia, el contraste entre amor y dolor, la tristeza por la partida del ser amado y la muerte.
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Me levanté con ganas de llorar.
Un deseo simple de entregarme
a la vida
o a la muerte.
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La tierra en la que nació también le genera emociones.
Las verdaderas migraciones son las del alma.
A veces, el equipaje es más pesado que las ganas.
Migrar, a fin de cuentas, es un viaje del corazón.
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El autor se pasea por la poesía del desarraigo, de la diáspora.
Me pregunto por mi patria,
mi gente que llora,
la zozobra de la muerte.
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Leer Dos minutos bajo el agua se vuelve un bálsamo para el alma.
Espera la aurora,
para que mañana no sea mañana.
Dos minutos bajo el agua
Coordinación editorial de @Re.Escribir
Colección: poesía
Número de páginas: 49
Portada: Luis Bonilla.

Gustavo Manrique (Venezuela, 1970)
Comunicador social, mención Mercadeo y Publicidad, en la Universidad Católica Andrés Bello (Venezuela, 1995) con un postgrado en Comunicación Organizacional, Universidad Católica Andrés Bello (Venezuela, 1998). Cuenta con 25 años de experiencia como consultor en gestión de reputación, riesgos y manejo de crisis, branding, comunicación estratégica, coaching directivo, sostenibilidad y cambio organizacional en empresas nacionales y multinacionales de diversos sectores.
Algunos de sus trabajos han sido publicados en los libros Temas de Comunicación (Gerencia de situaciones de crisis. UCAB-Venezuela 2005), Apuntes del Dircom (Gestión de fusiones y adquisiciones. Argentina, 2010). Claves para una comunicación responsable y sostenible con los grupos de interés (Editado por Media responsable, Barcelona, España, 2018).
En 2023 publica su primer poemario Dos minutos bajo el agua.
Jesús Manrique: “La vida y la lucha son una misma cosa”
Y si hay un mensaje a trasmitir por encima de otros es el de que la vida y la lucha son una misma cosa, y que todos orbitamos alrededor de un sueño.

Por: QuéLeer
@queleer
Las constelaciones del patio empedrado (2023), el más reciente libro del español Jesús Manrique (Madrid, 1965), es una historia fascinante que conjuga la modernidad con una España rural a través de la visión de un grupo de mujeres. El autor recrea “un viaje emocional y geográfico a una tierra desconocida más allá de Don Quijote”. En entrevista a Qué Leer, el escritor da claves para iniciar una lectura profunda que indaga por un lado en las emociones y sentimientos, pero también en la memoria y las ideas, porque como él mismo afirma: “Todos orbitamos alrededor de un sueño”.
¿Qué te inspiró a escribir Las constelaciones del patio empedrado? ¿Cuánto tiempo te tomó?
Si hay una premisa de la que parte la novela, es la idea que tiene mucha gente de las ciudades de la bondad y el buen hacer de la gente de los pueblos, de su sociabilidad, en contrapunto con el desapego de las ciudades. Es algo que he escuchado como un mantra durante mucho tiempo. Pero eso es una ideal feliz de postal que no existe.
Es como cuando viajamos a otro país o lugar alejado del nuestro y volvemos a casa con una idea idílica de aquello, que sería muy distinta a la que tendríamos con el vivir cotidiano en ese otro lugar.
Salvando las diferencias entre una población de unos pocos miles de habitantes y una ciudad de millones, las relaciones interpersonales se producen con el mismo grado de sociabilidad.
Con la novela he pretendido crear de forma artesanal, con mimo y detalle, el retrato de una época de la historia de España que narrativamente me parece más que interesante. Construir algo así como la cotidianidad que se da en una colmena de abejas devenida en pueblo, al que parece que quisiera llegar la modernidad después de décadas de sombras. Y donde se hace presente esa España oscura y traumatizada incapaz de avanzar, que no termina de sanar, y donde existe un discurso reaccionario de una religiosidad hipócrita.
También he querido poner en valor la modernidad encarnada en las mujeres de una época de la España rural a través de sus conversaciones, en las que se descubren sus temores, sus prejuicios y anhelos, pero también su compromiso, su valor y fortaleza.
Y en cuanto al tiempo transcurrido en escribir la novela, sería imposible de calcular. Se trata de historias que estaban ahí desde hace bastante tiempo, que rescaté para reescribirlas durante la pandemia. Y que recuperé porque recordaba unos personajes femeninos que me parecían interesantes y merecedores de una reflexión. En cualquier caso, me suelo tomar mis años en la escritura de un libro. No soy un autor prolífico.

Manejas muy bien el universo emocional de los seres humanos. Tus personajes femeninos como Engracia, Carmen, Eva y Cristeta están tan bien contados... cuéntanos ¿cómo los construiste?
Es que para mí las emociones y los sentimientos, también las ideas, son el motor de todo. En Las constelaciones del patio empedrado las emociones y los sentimientos aparecen entrelazados con las ideas. Sabemos bien que, por lo general, las emociones y los sentimientos permanecen con el paso del tiempo, y también que a veces nos torturan y vivifican. Podemos dejar atrás un pensamiento, pero resulta difícil olvidar un sentimiento o una emoción.
Para las mujeres de la novela, gran parte de las veces sus pensamientos les suponen quebraderos de cabeza, incluso enfrentarse a los propios sentimientos. Hay un momento en la novela en el que Cristeta responde, «lo que pasa es que nosotras, sentimentalmente, somos de las antiguas, que si no... Ya iban a ver estos».
Y de esa importancia que tiene lo que sale del corazón, que es quien nos dice lo que es vivir, y del que no solo salen emociones positivas, también la ira o el enfado, es de donde me sustento principalmente para crear el lado sicológico de los personajes. Para construir la personalidad de Engracia, Cristeta, Eva o Carmen que mencionas me ha bastado echar mano de la memoria, de la corta y de esa otra que se alarga en el tiempo, por lo general escuchar, observar e indagar en el comportamiento de las mujeres que he conocido a lo largo de los años, y ya tengo bastantes. Y luego todo ello, desde luego, pasado por el cedazo de la forma que tengo de ver las cosas. Aunque son personajes de ficción, están sacados de unos contextos conocidos. Sin buscarlo he sido testigo de la amistad de mujeres que eran uña y carne. De esas que caminaban cogidas del brazo, como enhebradas. No es que sea un dogma de fe, pero en la mayoría de las mujeres que he tratado he visto un algo especial. Por muchos dramas vividos han sacado fuerzas de la flaqueza, han resistido a la intemperie y hecho malabares con la economía familiar.
Es muy importante señalar que, muy a menudo, en todas las sociedades, las mujeres han sido y son motores de cambio y resistencia. Y de alguna forma en la novela he querido poner todo ello en valor, su protagonismo, tan denostado por el franquismo, el de esas mujeres corrientes que son parte fundamental del engranaje de las familias y que fueron apeadas muy injustamente de esa otra parte tan importante de la vida.
Esta es una novela en la que todos los personajes adquieren protagonismo. ¿Qué crees tú?
Es cierto. Se trata de una novela bastante coral. Por un lado están las mujeres. Está Engracia, de quien digo en uno de los pasajes de la novela que es la alfalfa de la huerta, el forraje lleno de minerales y nutrientes que crece una y otra vez tras cada siega.
Está Cristeta, consciente de lo temporal de la vida y decidida por eso mismo a aprovecharla. En una de las páginas digo de ella que tiene el impopular plante del que sabe lo que no quiere que entre en su vida.
Y aparece una jovencísima y casi revolucionaria Eva, como el ejemplo más claro del rechazo a los valores de aquella sociedad puritana. Hoy sería una mujer feminista, como Cristeta, de esas mujeres que no aceptaron el destino que la sociedad les imponía por el hecho de ser mujeres. Aunque las mujeres de Las constelaciones del patio empedrado juegan en desventaja al tenerse solo ellas, sin el apoyo de un grupo con el que arroparse y compartir experiencias. Luchan en soledad, que es doblemente extraordinario.
También está doña Evelia, una mujer con un poder casi omnímodo, de ese tipo de personas que creen que todo les pertenece.
Y están los personajes masculinos. Perico el Hortelano, preguntándose si todo lo ha hecho tan mal para que sus hijos desprendan la sensación agraz de la uva cortada a destiempo. Y Adrián, Nino el Rubio, Julián y Bernardo, como parte del ideario y la respiración de las mujeres.
Y el pueblo, casi transmutado en un personaje que atesora pasado y sentimientos. Y el verano y el campo, influyendo en la personalidad de los protagonistas. Están la huerta, los viñedos y barbechos, el interminable verano...
¿Tiene esta historia alguna reminiscencia del pasado, algo que te haya marcado?
Sin duda. No podemos negar que somos memoria y somos recuerdos. Y para mí es una de nuestras mayores riquezas, y más con el paso de los años. Es evidente que, por ejemplo, el personaje de Carmina, la niña, guarda similitudes con mi infancia en Villafranca de los Caballeros, mi pueblo de La Mancha. No es que yo mismo haya pasado por las duras situaciones descritas sobre ella. Recuerdo una infancia feliz. Todo con bastante ingenuidad e inocencia. Con el sol y el verano siempre presentes en aquellos días, y también una sensación de plenitud.
Pero, al igual que Carmina, he visto en mi familia cómo se ha cuidado del campo, he jugado y cazado grillos en las eras, tuve que dar clases particulares en verano, lo que se llamaban las permanencias, para aprobar en septiembre las asignaturas suspensas. He tenido pósteres de ídolos de la música en la pared, escuchado historias de muertos y aparecidos y llorado cuando algo no iba conforme a mis pretensiones. Recuerdo también los animales que había en casa y a los que no les quitaba ojo: las gallinas, los pavos, los conejos... Y alrededor de ellos también estaba la crueldad. Esa forma tan descarnada que había de dar muerte a los conejos, desnucándolos de un golpe, para luego despellejarlos, de los gatitos recién nacidos metidos en un saco y arrojados a un pozo... Esto es por si todavía hay algún alma cándida.
La naturaleza es protagonista. ¿Por qué es tan importante en tu narrativa?
Creo que es una gran protagonista en toda mi narrativa. Ya he hablado antes del campo, de la huerta, de los viñedos y barbechos como personajes. Aquí la lluvia vuelve a caer sobre mojado. Y es que el campo es como una pulsión, uno de mis territorios preferidos. Si algo me motiva el ánimo es todo lo que he visto crecer a mi alrededor en la naturaleza. El paisaje de La Mancha, por donde anduvo el inolvidable Don Quijote, la gran llanura, es de una belleza enorme que me ha fascinado siempre.
Mis abuelos y mis padres han tenido continuamente una relación estrecha con el trabajo en el campo, con el cuidado de la tierra. Y yo he crecido con ello. He vendimiado, recogido hortalizas de la huerta, cogido aceituna en inviernos congelados, he cavado la tierra, sembrado y recogido la rosa del azafrán, he cuidado pájaros y gazapos y contribuido a tantas otras cosas.
Que dicho así entiendo que pueda parecer idílico, pero la mayor parte de las veces el trabajo era de una gran dureza. Y qué poco me gustaba madrugar para ir al campo, escuchar la voz de mi madre, ese “venga, vamos”, animándome a levantarme de la cama.
Pero es verdad que ahora, si me pongo a pensar, aunque alguien podría decir que no estoy en mis cabales, siento todo aquello como una bendición, me enorgullece, y no solo por haber trabajado el campo, también he hecho mía la humilde arquitectura de aquellos palomares y las casillas pintadas de blanco y azul en mitad de la llanura que hoy casi han desaparecido, la tierra, muchas veces blanca cubierta de escarcha, el graznido de las urracas o el cernícalo suspendido en el aire como en un punto fijo, el olor de la paja trillada y el más que indescriptible de la rosa del azafrán y las risas que se escuchaban alrededor de la mesa donde la pelábamos.
¿A qué pueblo se te parece Cantalve?
Hace poco me decía un lector que había buscado en internet la población de Cantalve, para ver dónde se encontraba. Y, evidentemente, no le apareció en ningún sitio, más allá de llevarle a algunas páginas digitales de la novela.
Más que parecerse, diría que Cantalve es todos y cada uno de los pueblos de La Mancha. Porque si bien es cierto que hay marcadas diferencias conforme nos movemos geográficamente, aparte de de la diferencia de población en unos y otros, los usos y costumbres, también los del lenguaje, son muy parecidos.
Aunque la malentendida modernidad de la arquitectura de los años setenta y posteriores han causado estragos, también una inmensa mayoría sigue teniendo un denominador común, que muchas veces es cultural y gastronómico.
Diera la impresión que la soledad es un elemento que predomina en todos los personajes. Transmites mucha nostalgia. ¿Crees que eso es común en la España rural?
La soledad no es más común en la España rural que en las ciudades. Casi te diría que hay mayor soledad en las ciudades. Hay un momento en la novela durante una conversación entre Cristeta y Eva donde la primera habla de que no sabría vivir en otro lugar que no fuese Cantalve. Y que, entre otras cosas agradables como el silencio de las mañanas roto por los vencejos, el canto de los grillos, los dorados atardeceres y las noches de verano tomando el fresco, también están las puertas abiertas a cualquier hora del día y la importancia de salir a la calle y encontrarse con la ayuda de todos al instante dada una situación de necesidad.
En este caso, la nostalgia que dices tiene más que ver con mi lado dramático. Es algo inherente a la forma que tengo de entender la vida. Todo lo que queda en la memoria tiene un aire melancólico, como dice una de mis canciones preferidas. Que no deja de ser contradictorio porque por otro lado soy de un tonto optimismo. En cualquier caso, hace ya muchos años que tengo presente que el drama se queda en los libros, en las películas, en las canciones...
Me encanta la conexión que tiene Engracia con las constelaciones, ¿crees que esa es su vía de escape ante las tribulaciones de su cotidianidad?
La mayoría de nosotros, si no todos, damos vueltas, giramos alrededor de los sueños. Es la frase que elegí como subtítulo de la novela: Todos orbitamos alrededor de un sueño. Lo que viene a ser la necesidad que tenemos de seguir hacia adelante. Ese tonto optimismo que he dicho antes. Porque, aunque el mundo no sea muy halagüeño, si soñamos, también cabe la esperanza, por pequeña que sea.
En este caso, y contestando más concretamente a tu pregunta, son las constelaciones las que, a lo largo de la novela, le sirven a Engracia para combatir las adversidades que padece, no son solo una alegoría. Las estrellas y sus ondas gravitacionales son las que la hacen que se considere un ser especial. Las constelaciones le hacen sentir algo prodigioso al pensar en Bernardo y escuchar su voz. La exaltación de Engracia se apacigua en el patio empedrado con el rastro de los cometas acercándose en su camino descendente. También las preguntas de cada meteorito que alcanzan la superficie terrestre le hacen cambiar su estado de ánimo, esa voz profunda y confiable que le llega desde las zonas del cielo más templadas con la que parece ordenarse el universo al traerle una gozosa esperanza.
Llama la atención el chisme como forma de comunicarse en Cantalve. ¿Por qué resaltaste este aspecto?
Los que hemos crecido en el medio rural, en un pueblo pequeño, sabemos que el tropezón que damos en un momento determinado anda en boca de todo el mundo en cuestión de minutos. «Aquí te ponen como un trapo, te despellejan como a un conejo. Tantas habladurías, no las puedo soportar», casi le arroja Eva a Adrián en un caminar con el maestro por el pueblo.
Pero los chismes, a mi modo de ver, no dejan de ser los bulos que ahora mismo son multitud por todos sitios y que tienen una capacidad de propagación fulminante gracias a los medios digitales, las redes sociales.
Y lo peor de todo esto es que por más que se desmientan y se pruebe su falsedad, los chismes y bulos siguen en le memoria de la gente. No tengo claro que no tenga que ver con esa cierta satisfacción que se siente ante los males ajenos.
¿Crees que tus personajes puedan tener una segunda oportunidad? Lo digo por los arrepentimientos, las frustraciones, las reflexiones de su presente.
El hecho de que piense que todos deberíamos tener una segunda oportunidad para comenzar de nuevo no quiere decir que la tengamos. ¿Qué hubiera sido de nuestras vidas si en un momento determinado hubiéramos hecho una cosa distinta a la que hicimos?
Hay quien dice que arrepentirse sirve de poco, porque el pasado no puede cambiarse. Y es cierto. Pero creo que, de algún modo, la mayoría de los personajes de Las constelaciones del patio empedrado tienen una personalidad estoica que los empuja a poner todo su interés en algo hasta que lo consiguen, y que los lleva a empezar de nuevo cuando algo se termina.
¿Por qué los lectores hispanoamericanos deben leer Las constelaciones del patio empedrado? ¿Cuál es el mensaje que quieres transmitir?
Los lectores hispanoamericanos deben leer la novela porque trata de un viaje emocional y geográfico a una tierra desconocida más allá de Don Quijote, donde descubrirán usos y costumbres ajenos y un lenguaje que tiene que ver con el saber popular, un viaje emocional donde tomarán la pulsión de la vida de gente corriente en la que también está lo excepcional y extraordinario, donde escucharán sus pensamientos y sentirán la seducción de las noches de verano consteladas en las que soñar y forjar fantasías, puede que hasta lleguen a sentir los labios impregnados de azúcar y notar la mirada de ojos tan vivos que chispean como burbujas de gaseosa. Y escucharán la banda sonora que acompaña a la novela con los programas radiofónicos de discos dedicados. Circunstancias que, por otro lado, están en todas las culturas, por mucha que sea la distancia que separe a España de nuestra idealizada Hispanoamérica.
Y si hay un mensaje a trasmitir por encima de otros es el de que la vida y la lucha son una misma cosa, y que todos orbitamos alrededor de un sueño.
¿Cuál es tu próximo proyecto literario?
En estos días acabo de finalizar la reescritura de una novela corta. Y retomado la escritura de otra de mayor extensión, en un entorno que va desde los años cincuenta a los dos mil pasando por los ochenta, que tiene que ver con el pasado, pero, principalmente, con el futuro que un día imaginábamos.

Jesús Manrique (Madrid, 1965)
Tras su nacimiento en Madrid se traslada a Villafranca de los Caballeros (Toledo), donde transcurre su infancia y juventud, para volver a Madrid en la década de los años ochenta. Sus capacidades creativas con las letras le hacen poseedor de una escritura personal fruto de la sencillez de los mejores narradores.
Su primera novela, con la que se dio a conocer, El amor de las mujeres, es una historia sobre el albedrío y la indeterminación que fue seleccionada entre los finalistas del II Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casa América. Más tarde aparecería El invierno que vendrá, una colección de cuentos, de conflictos familiares entre el medio rural y la metrópoli que son una invitación de los sentidos y hacen de la obra un monumento de historias siempre contemporáneas Y recientemente acaba de publicar Las constelaciones del patio empedrado, lee la reseña aquí.
“Todos
orbitamos alrededor de un sueño”
Reseña Las constelaciones del patio empedrado, de Jesús Manrique
Con la lectura del libro de Jesús Manrique vemos pasar la vida ante nuestros ojos. Su mano para la descripción de ambientes y atmósferas es excelente. Hay metáforas e imágenes visuales muy poderosas.

Por QuéLeer
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Jesús Manrique (Madrid, 1965) ha escrito una obra íntima de gran profundidad en el análisis psicológico de los acontecimientos y visiones de la vida, en la que las emociones se hallan a flor de piel. Un retrato, con detalle y fecunda imaginación, de la España rural de los años 70’s en la que aún se sufren las huellas del pasado franquista. Un ramillete de personajes muy bien cimentados, una narración coral de gran componente trágico bellamente construido.
Las constelaciones del patio empedrado (2023) es publicada por la Editorial Universo de Letras, perteneciente al Grupo Planeta.
En veinte capítulos, el lector conocerá el imaginario pueblo manchego de Cantalve, en el que la vida de sus habitantes transcurre con aparente monotonía. Pero la cotidianidad guarda secretos que van de boca en boca en un cotilleo constante, amargo y mordaz, no exento de prejuicios.
“—Las ofensas no llevan a ninguna parte. No deberías juzgar a la gente tan a la ligera, te lo he dicho muchas veces. No me gustan esas groserías de una persona prejuiciosa cualquiera.
—Yo no juzgo a nadie. Lo que hago es decir lo que piensa too Cantalve. Sabes que me gusta la sinceridá”. (pág. 321)
El autor nos presenta a la familia de Perico el Hortelano, un abuelo que vive de la faena del campo y que no solo se enfrenta a la sequía de agosto.
“Acostumbraba a decir que moriría si no trabajase en la huerta, el único mundo que había conseguido construir a su manera”. (pág. 12)
Perico vive en el desencanto. En su memoria, los recuerdos del pasado lo persiguen: fue preso político, miliciano del bando republicano durante la guerra, pasó años en las trincheras de Teruel y estuvo preso en la cárcel de Biclara.
“Se le ponía la carne de gallina ante el solo hecho de dar crédito al rumor de un pacto nacional de silencio. Le llegaba un dolor que no podía expresar con palabras ante el olvido que exigían los ultras como precio por la libertad. Una alianza que extendería el silencio y la arrogancia de nuevo sobre ellos revalidando al fascismo en su idea de España”. (pág. 8)
Con la lectura del libro de Jesús Manrique vemos pasar la vida ante nuestros ojos. Su mano para la descripción de ambientes y atmósferas es excelente. Hay metáforas e imágenes visuales muy poderosas. Resulta una delicia para el lector sentir que se pasea por las calles del pueblo. Hay hondura en los discursos. Las relaciones se entretejen y las piezas encajan. Es un verdadero reto dados los frecuentes saltos temporales en el tiempo, para que el lector disponga de todo lo necesario para enjuiciar las distintas actitudes en un presente donde las heridas del pasado no terminan de sanar.
El pasado condiciona el presente como una amenaza constante.
Estamos ante una obra profundamente emocional, sólida y bien construida, una novela donde no puede hablarse de un solo protagonista. El lector tiene la sensación de asomarse a la cotidianidad de un grupo de lugareños. La narración crece orgánicamente como una colmena, como si de un rompecabezas de difícil solución se tratara. El autor conduce muy bien un puñado de tramas paralelas.
La obra funciona como una galería de espejos en los que el lector se verá reflejado para que sea él quien haga el juicio final.
El personaje de Engracia es el paradigma de mujer fuerte, con un equilibrio emocional que lo es solo en apariencia. Una mujer que vive una situación complicada y que carga sobre sus espaldas la mayor parte del peso de su familia y por eso ha tenido que desarrollar un sentido más, el de mantenerse en pie. Una mujer que a sus cuarenta años aparece como apetecible y para la que no es fácil olvidar a Bernardo, buscándolo cada noche en las constelaciones desde el patio empedrado.
“Llegados los setenta, Engracia acrecentó su amor por el orden. De ningún modo abandonó la economía de la familia en manos del azar. Tampoco dejó de ser impulsiva y tenaz cuando se trató de pelear por los suyos. Tras las muertes de Carmen y Destierro, fue la alfalfa de la huerta, el forraje lleno de minerales y nutrientes que crece una y otra vez tras cada siega”. (pág. 107)
“Su cabeza se había convertido en el globo celeste donde estaban las constelaciones que escrutaba con gran atención por las noches en el patio empedrado”. (pág. 145)
"Luego hablaban los dos durante un tiempo que a ella siempre se le hacía poco. «Aquí ya es de noche», le decía Engracia. «Aquí también. Desde donde estoy, veo la luna, grande y redonda, ¿la ves tú?», preguntaba Bernardo. «¡Sí! Aquí la tapan algunas nubes, pero la veo. ¡Y muchas estrellas!», respondía ella en tono eufórico, vuelta y mirando por la ventana, atraída por ondas gravitacionales que modificaban la distancia y la hacían sentirse un ser especial. Sintió algo extraño, casi prodigioso, al pensar que en ese instante estaban separados por miles de kilómetros y, a pesar de ello, veían el mismo satélite solemne". (pág. 101)
Sobre la familia de Perico pesan las muertes de Destierro, la madre de la familia, y la de Carmen, la hija mayor. Las circunstancias de cada una son develadas poco a poco, de forma magistral. El autor presenta los hechos en finas capas que construyen duras realidades dejando dolorosas heridas abiertas.
Engracia se enfrenta a su hermana Eva, envuelta en un hecho terrible en contra de su hermana Carmen. Su naturaleza sensual y rebelde, que no se ajusta a lo que la sociedad impone, la lleva por caminos insospechados. El sueño de Eva es marcharse del pueblo y viajar a Madrid, al tenerlo en su cabeza como una ciudad casi prodigiosa.
“La conciencia de Eva no pudo resistir el fondo de ese abismo. La razón le probaba que ese tipo de dolor era inmortal, que su sentido de la moral no podía resistir que la culparan de aquella muerte, y por ello se había refugiado en argumentos que, bien mirados, no eran sino pretextos poco sostenibles”. (pág. 280)
“—Si solo fuera mirar. Pero te ponen como un trapo. Te despellejan como a un conejo... Tantas habladurías. No lo puedo soportar”. (pág. 170)
La inocencia en Las constelaciones del patio empedrado aparece en los personajes de Trini y Carmina. Trini es la hermana que nació con una discapacidad, con dificultades en el habla y un comportamiento de niña a la que hay que cuidar y guiar con especial atención.
Por otra parte, Carmina, hija de la difunta Carmen, es quien lleva la alegría y la esperanza a la familia, de forma especial a su tía Engracia y al abuelo. La niña es mimada y protegida por todos ellos, y solo la impensada perspectiva de su marcha causa un fuerte dolor en el alma. Por otro lado el padre de la pequeña, Nino el Rubio, personifica el machismo y cierta falta de valores morales.
La relación entre Carmen y Nino el Rubio es descrita de forma especial.
“Los encuentros en la cama fueron un muro que se desploma, lo fanfarrón y los quehaceres de la vida cotidiana buscándose en la distancia que separa dos planetas. Él, con la aceleración de una moto; ella, con el dinamismo de un payaso de cuerda”. (pág. 116)
Cristeta es la gran amiga de Engracia. Un mujer independiente que, a sus cuarenta años, no quiere vivir sujeta a unas normas sociales que entiende caducas. Alguien que ha sentido el abandono y el desprecio. Que se siente bien consigo misma y da pasos en busca del amor que se le resiste y en la que muchas veces el atractivo depende de su actitud y estado de ánimo.
“Cristeta estaba integrada en la sociedad de Cantalve como un elemento recurrente de habladurías y dichos al aceptar ese honor concedido sin impugnarlo: por un comportamiento no comprendido ya desde su adolescencia, por hablar con palabras que la sociedad cantalveña tenía reservadas para los hombres, por vestirse de una forma poco ortodoxa en una omnipresente percepción de transgresión y no tener reparos incluso en contar un chiste verde”. (pág. 287)
“—Lo que pasa es que nosotras, sentimentalmente, somos antiguas, que si no... Ya iban a ver estos”. (pag. 114)
“—Ya veo. Pa ti parece que las palabras solo sean letras sueltas. Sin embargo, a mí me dices rojo y se me llena la vista de color. Me dices agua y nadaría en el pantano que me viene a la cabeza. Pero tú... En fin...” (pág. 299)
Manrique atesora una excelente mano para las descripciones de escenarios y perfiles psicológicos, un recurso que maneja a la perfección en cada uno de sus capítulos. El ambiente es narrado con un esmero que pareciese artesanal, tanto la psiquis de sus personajes como la naturaleza del paisaje rural.
Cantalve, el pueblo manchego de un carácter simbólico nacido de la imaginación del autor, es un protagonista más. Transmutado en una suerte de personaje que atesora pasado y sentimientos. Así lo demuestra en el destacado e inolvidable comienzo de la obra.
“La lluvia de agosto insistía en no dejarse ver. Las llanuras almacenaban el calor del interminable verano, adormecido por el canto de grillos y chicharras. Una neblina parpadeante, como provocada por el fuego, deformaba el agrietado campanario de la colegiata. La flecha de latón señalaba los olivares, los barbechos y viñedos, empañados por un delicado velo que disfrazaba de sueños inciertos el paisaje seco y dorado de las afueras. En nada se asemejaban esos días de bochorno, de costureras en la calle y botijos a la sombra, a aquel otro de principios de invierno en el que varios hombres sacaron del pozo con dos sogas de maroma el cuerpo deshilachado y sin vida de la hija mayor de Perico el Hortelano”.
Desde la ficción, el autor presenta una realidad con recursos cinematográficos, acompañada por la banda sonora de los programas radiofónicos de discos dedicados. Las canciones dan idea de lo que sucede en la cabeza de los personajes.
"Sus recuerdos de mocedad entraban por las ventanas de la mano de las canciones del transistor que las costureras escuchaban a la sombra. «No mires hacia atrás, no quiero ver el camino que como un loco recorrí para llegar a tu destino. Como un loco yo me vi, yo rogándote tu amor, tú y tu indiferencia lograron...“. (pág. 97)
A los muertos se les respeta, sin embargo, el autor desnuda sus circunstancias y las consecuencias de sus acciones que apuntan a un realismo mágico y castizo.
“Desde los cuatro años transcurridos de las muertes de Carmen y Destierro, no había semana en la que Engracia dejara de visitar el cementerio para llevarles noticias y hacer que no se sintieran tan solas”. (pág. 83)
Estamos ante una novela de profundas reflexiones. La vida se ha hecho para vivirla, pero parece que no pueda esperarse mucho de los demás. Lo que se dejó de hacer guarda un hondo arrepentimiento.
“Otras veces el firmamento negro y profundo visto por Engracia como una obsesión desde el empedrado le mostraba todas las estrellas en las que distinguía amuletos que le traerían la fortuna”. (pág. 147)
La magia del cielo nocturno constelado infunde vida a Cantalve.
“Permaneció así, en silencio, contemplando la bóveda celeste durante horas en lo que era una noche despejada”. (pág. 510)
Las constelaciones del patio empedrado
Editorial: Universo de letras
Colección: Historia del siglo XX y XXI, ficción histórica
Número de páginas: 556
Jesús Manrique (Madrid, 1965)
Tras su nacimiento en Madrid, se traslada a Villafranca de los Caballeros (Toledo), donde transcurre su infancia y juventud, para volver a Madrid en la década de los años ochenta. Fruto de esta dualidad, emerge su personalidad literaria autodidacta entre el campo y la ciudad como las mayores fuentes de inspiración para sus admirables obras de ficción. Sus capacidades creativas con las letras le hacen poseedor de una escritura personal fruto de la sencillez de los mejores narradores.
Su primera novela con la que se dio a conocer, El amor de las mujeres, es una historia sobre el albedrío y la indeterminación que fue seleccionada entre los finalistas del II Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta Casa de América. Más tarde aparecería El invierno que vendrá, una colección de cuentos, de conflictos familiares entre el medio rural y la metrópoli que son una invitación de los sentidos y hacen de la obra un monumento de historias siempre contemporáneas.
¿Te gusta visitar el pasado?
Reseña de Conquista tus finanzas, de Paula Vargas y Rafael Álvarez
Este no es el primer libro que se escribe sobre finanzas, pero sí, el más actualizado, directo y completo.

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Hablar sobre dinero siempre será motivo de controversia, por lo que representa para cada quien. Una mayoría se siente frustrada porque no sabe manejarlo y siempre está en desacuerdo con lo que sus ingresos representan. Ante este panorama, el libro Conquista tus finanzas (2021) es una guía útil en estos tiempos que corren.
Mejorar la relación con el dinero para que esta sea más efectiva es uno de los propósitos que puede conseguir el lector que se acerque a sus páginas.
Los autores: Paula Vargas, economista; y Rafael Álvarez, administrador de empresas, enseñan de una manera práctica y directa a vencer el miedo y derrotar creencias previas sobre el manejo del dinero para que pueda fluir mejor en nuestras vidas. La idea es eliminar los errores producto de pensamientos incorrectos.
El término educación financiera es necesario hoy más que nunca. Cambiar la mentalidad sobre el dinero es algo que solo los más atrevidos pueden lograr.
El novedoso enfoque de este libro radica en que cada capítulo parte de un error y la forma de subsanarlo. Toda la experiencia es personalizada. Cada quien deberá aplicar los correctivos que sean necesarios para subsanar una mala práctica con el dinero.
Los autores, Paula y Rafael, son esposos y juntos han creado Espacio con Valor, una plataforma que les ha servido para brindar sus conocimientos a quienes lo requieran, basándose en experiencias y formación que han ido adquiriendo y perfeccionando en el tiempo.
Conquista tus finanzas está subdividido en capítulos identificados con 13 errores y al final de cada uno se plantean las claves, dando un aporte útil para la reflexión. Tiene prólogos de Oscar Giménez, Consultor Desarrollo Organizacional y Luis Vicente García, Gerente general de Venamcham.
El contenido está sustentado por importantes especialistas y sus publicaciones, lo que, sin duda, es un constructivo aporte que los lectores agradecerán.
Un primer concepto que plantea el libro es la importancia de alcanzar la Libertad Financiera. Define claramente las etapas para conseguirla.
“Tu mentalidad determina tu comportamiento, emociones, acciones, lo que percibes y lo que recibes. Nos atrevemos a decir que es la de mayor importancia para las finanzas y para cualquier otra área de tu vida en la que desees tener éxito”. (pág. 33)
El abordaje del dinero tiene varias dimensiones que van más allá de las necesidades fundamentales y abarcan el bienestar personal.
La organización de las finanzas desde cero es un reto individual y familiar. Tomar en cuenta los rubros necesarios en la planificación no es sencillo, pero sí muy necesario.
“Ser el jefe de tu dinero significa que le darás un trabajo a cada centavo que recibas”. (pág. 58)
Los autores definen claramente qué significa tener una mentalidad de escasez y cómo esa actitud te impide controlar tus decisiones y resultados.
“Te hará sentir miserable, desviará tu atención hacia lo que otros piensan de ti, hacia los problemas, las cosas que no puedes controlar, afectará tu autoestima”. (pág. 71)
Un aporte de Conquista tus Finanzas es que proporciona las claves para el diagnóstico personal, los errores y aprendizajes que pueden extraerse de determinados comportamientos y pensamientos propios.
Envidiar a los demás no conduce a nada positivo porque genera frustración. El libro pone el acento en cómo transformar una emoción negativa en un desafío provechoso.
Combatir la ignorancia financiera permitirá que se tomen mejores decisiones con el dinero, según opinan los autores.
El lector aprenderá a prepararse para los gastos impredecibles y las emergencias.
“Anticiparte te permite suavizar los altibajos, para que no parezcan una sorpresa todo el tiempo”. (pág. 122)
El tema de construir nuevas fuentes de ingresos y no depender de uno solo, es explicado con ejemplos, de una forma sencilla para identificar y generar nuevas oportunidades, sin caer en ofertas engañosas.
“Aunque las ganancias de alguna oportunidad sean tentadoras, evalúa bien el riesgo. Investiga antes de que termines peor de lo que comenzaste”. (pág. 142-143)
El libro plantea lo que representa la contratación de un seguro y todas las consideraciones al respecto.
El lector aprenderá a preparar un kit de emergencias financiero y las ventajas que ofrece al grupo familiar.
Además, trata el tema de la jubilación. No hay edad establecida para pensar en el retiro, pero mientras más joven se comience a ahorrar para un fondo de jubilación, mayor será el beneficio, este es uno de los temas que aborda la publicación.
“Construir una jubilación estable lleva trabajo, no solo de acumulación de capital sino de planificación”. (pág. 191)
Finalmente, se describe cómo es el perfil de una persona exitosa en el campo de las finanzas personales y se enumeran las características para lograr esa identidad.
Este no es el primer libro que se escribe sobre finanzas, pero sí, el más actualizado, directo y completo. Sin palabras rebuscadas, plantea reflexiones prácticas que serán de gran utilidad para quienes busquen asesoría en el tema del manejo del dinero.
Conquista tus finanzas, te permitirá ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo en la consecución de tus metas y así puedas alcanzar la tan ansiada libertad financiera.
Conquista tus finanzas
Editorial: PanHouse
Canales de venta: whatsapp (+58) 412- 605 91 72 y para el libro físico cadena de librerías Tecniciencias.
Colección: finanzas personales, ahorro y planificación, finanzas personales
Número de páginas: 218

Paula Vargas y Rafael Ernesto Álvarez Risquez
Paula Vargas Economista. MBA
Especialista en el área de asesoría de inversiones inmobiliarias y apasionada de las finanzas personales. Para mí la economía va mucho más de las finanzas: define al mundo porque explica qué mueve a los seres humanos.
Egresada de la Universidad Central de Venezuela. Magister en Administración de Empresas del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA). 9 años de experiencia en el sector bancario local, diseñando y mercadeando productos y servicios financieros. Actualmente se dedica al área de asesoría inmobiliaria, específicamente para inversionistas extranjeros y a dictar talleres de finanzas personales. Es fiel creyente de que el control de las finanzas personales les devuelve el poder a los individuos, por encima de las circunstancias políticas y económicas de un país, permitiéndoles prosperar y alcanzar sus metas.
Rafael Ernesto Álvarez Rísquez Administrador. MBA
Se ha dedicado desde el año 2010 a concientizar y educar a las personas para que entren en acción y resuelvan situaciones que se presentarán en sus finanzas y que podrían perjudicar su calidad de vida y la de su familia.
Egresado de la Universidad Metropolitana de Venezuela y Magister en Administración de Empresas del Instituto de Estudios Superiores de Administración IESA. Esta convencido de que con la guía y las herramientas adecuadas las personas pueden alcanzar sus metas. Solo necesitan un poco de orientación para hacerlo. Ese es su propósito.
¿Tienes un kit de
emergencias financieras?